lunes, 3 de noviembre de 2008

Pasión etérea


En su pelo sedoso se colaban algunas gotas de agua, cristalizadas, como fresco rocío en las flores…
Su piel clara estaba adornada con plateadas escamas Que relucían contra el sol, con aQuellos ojos rasgados y grandes, Que eran el reflejo de un cielo limpio y cristalino.
Estaba acostado en la orilla del lago, salpicado por la fuerza del agua al caer por la cascada…
Perdido en sus pensamientos, tocó levemente el agua, acariciándola suavemente…
Sintió Que sus dedos se entrelazaban con un cuerpo extraño, con otra mano perdida en el agua, como alguna sirena escondida en las profundidades Que Quisiese llevárselo para mantenerlo allí…
Miró en el lago, pero sólo veía su reflejo claro, como en un espejo rodeado por un esponjoso marco de espuma…
Ni rastro de aQuel ser Que había tocado…
Sintió la suave brisa Que era su aliento, húmedo y dulce…
Unos brazos lo abrazaron y lo hundieron en el agua, arrastrándolo a las rocas Que había tras la cascada…
Y allí la vio…
Su cuerpo blanco…
Perfectamente tallado…
Como una nube moldeada con el cuerpo de una diosa…

La ninfa de espumoso cabello lo depositó sobre las rocas…
Sus ojos como dos esmeraldas brillaban con el tenue resplandor del sol…
Él estaba petrificado ante tanta belleza y la miraba como si en la noche, las estrellas se hubiesen apagado y ella deslumbrara con su propio fulgor…
Y aunQue parecía frágil, estrechó su cuerpo entre sus brazos, Queriendo hacerla suya y no se deshizo como él pensaba…
Permaneció allí, pegada a su cuerpo Que temblaba de excitación…

Se besaron si palabras de por medio, como si hubiesen esperado ese momento hacía siglos, saboreando el dulce sabor de sus labios…

Se levantó de las rocas y la escondió en una peQueña gruta, celoso de los coloridos peces del lago, testigos del cargado ambiente…

La pasión se leí en sus rostros, con los labios desenfrenados pidiendo más y más…
Ella le susurraba sentidas palabras mientras él no descuidaba su frágil cuello…
Sus piernas, entrelazadas a la cintura del dragón, se apretaban cada vez más mientras se sentía el calor y el olor a lujuria…
Él recorría con su mano izQuierda la curvatura de su espalda mientras le besaba el pecho, con la cabeza de ella hacia atrás, mordiéndose el labio inferior…

La depositó en el empedrado suelo para besarle el vientre y dibujar y desdibujar con su lengua el contorno de su ombligo…
Subió hasta sus labios…
Sus lenguas luchaban una contra la otra por sobrevivir en aQuella intrincada pelea…
Entonces, él se separó para mirarla con los brazos apoyados a cada lado de su cabeza…
Sonrió maliciosamente mostrando sus peQueños colmillos nacarados…
Y ella gimió…
Entró con fuerza y ella, dejándose llevar por la pasión embriagadora, le clavó las uñas en la espalda, con la sangre escarlata desbordándose a su paso…
A los gritos de ella, se sumaron los rugidos de él…
Sus cuerpos se mezclaban cada vez Que el entraba con más ganas…

Al acabar, su cuerpo cayó sobre ella, rodeando su cintura con los brazos…
Ella respiraba agitadamente…
Él, cuando se recuperó besó sus labios…
Su cuerpo estaba ardiendo, como si una extraña fiebre estuviese atacando el cuerpo de la joven…

Pocos minutos después, su cuerpo etéreo se evaporó entre los brazos del enloQuecido dragón, Que rugía furioso llamando a la causante de sus cicatrices.

2 comentarios:

Mirage dijo...

Siempre me ha flipadoo este relatooo Mayy!!

Es tan... perfecto!*o*

Geniaaaal Pequeñiiiia!!


TQ (L)!

Anónimo dijo...

El principio me recordó a la leyenda de bécquer "Los ojos verdes".
Me encanta ^^
Besitos cochafisco!