lunes, 23 de marzo de 2009

Dulce canción!


Y me puse a recordar como sus labios se deslizaban por mi hombro y se me erizó la piel...
Su perfume perturbó mi tranQulidad...
Su voz se llevó hasta mi alma...

Con alambre de espino hizo una cerca en mi corazón y me protegió de todo aQuél Q Quería hacerme daño...
Colocó seguritas en las puertas y cedió la entrada a la felicidad...

Tenía el mundo perfecto...
Era libre...
Y todo cobraba sentido...

Todo era mejor después de sentir la pasión...
Todo era mucho mejor después de conocer el paraiso de su boca y la belleza del mundo desde sus ojos...

El insesante latido de mi pecho ya no era el resonar cansado de un motor afectado por el escaso tiempo de vida, ni por los sueños rotos, ni por los amores desconsertantes y dañinos del pasado...
Ahora resonaba alegre, como un melodía clásica, adornada y embellecida con bemoles y arpegios...
Con impetu y fuerza...